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Dicen que somatizo
Desde la medicina convencional, la somatización es un término genérico que incluye una variedad de síntomas atribuidos erróneamente por el paciente a algún padecimiento orgánico, aún cuando no existe evidencia clínica que lo avale.
A este respecto el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Desórdenes Mentales (DSM-III-R), en la descripción de los desórdenes somatoformes, puntualiza que existen características centrales en estos desórdenes, como lo es la «evidencia positiva, o una fuerte presunción, de que los síntomas están vinculados a factores o conflictos psicológicos»
En estudios estadísticos de la población que consulta a médicos clínicos, se muestra una fuerte asociación entre somatización y el uso recurrente de los servicios de salud. En estos estudios la proporción de pacientes con quejas somáticas, pero en los cuales no se ha encontrado causa orgánica alguna, se ubican en un rango entre un 10% a un 30% del total de consultas.
Se define como somatizador al individuo que repetidamente exhibe importantes quejas sugiriendo una enfermedad física, pero para las cuales se carece de una explicación médica.
Si bien en 1956 la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) define salud como “El estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedad”, es sabido que en la práctica, la medicina ortodoxa deja de lado lo emocional y social, para dar total importancia a lo estrictamente anatómico, es decir, a lo que para ellos es enfermedad.
Claro está que la Homeopatía Unicista no está de acuerdo con estos conceptos. Es más, para nosotros no existe la somatización desde el punto de vista que es usada en alopatía, ya que, como decía el Dr. Paschero, “…todas las afecciones tienen un carácter psicosomático desde que todo lo psíquico tiene su connotación corporal y todo lo corporal tiene sentido”.
Es decir que, cuando para la medicina oficial el paciente no está enfermo y sólo está somatizando, expresando síntomas psíquicos sin repercusión orgánica visible, para nosotros ya es pasible de tratamiento médico.
Y esto es así porque, si bien el término enfermedad es un concepto que proviene de la ciencia biomédica y que busca fundamentos en los procesos químico-orgánicos, la Homeopatía se basa en que somos poseedores de una fuerza vital inmaterial, que armoniza y gobierna todo nuestro ser, cuyo equilibrio es la salud y su desequilibrio la enfermedad.
Partiendo de este concepto, las diferentes afecciones comienzan en este desequilibrio vital y se manifiestan tanto en la esfera mental como en la esfera corporal.
Es decir que este enfoque no excluye condiciones en las cuales, aunque no existen problemas orgánicos evidentes, los pacientes continúan sintiéndose mal y persisten en la búsqueda de atención médica. Este es el caso de los pacientes rotulados somatizadores quienes se perciben enfermos, sin tener un problema físico u orgánico.
Seguramente a muchos de nuestros lectores les ha ocurrido esta situación y fueron catalogados de hipocondríacos o neuróticos y han recibido como respuesta una palmada en la espalda y la recomendación de tranquilizarse porque “Ud. está sano”.
La Homeopatía tiene una respuesta alentadora para cada uno de sus pacientes, tengan o no una afección orgánica. Es frecuente que nos hagan preguntas como: ¿La Homeopatía cura la úlcera de estómago? o ¿es buena para el reumatismo, el ataque de pánico, las anginas a repetición, la ansiedad?
La respuesta es sí, tenemos un tratamiento para cada situación en particular, sea cual fuese, tomando en cuenta la individualidad del paciente, sabiendo que frente a similares situaciones de conflicto, el ser en su totalidad mente-cuerpo, responde de manera diferente. Que el remedio que surja de esa totalidad, va a ayudar a la propia fuerza vital a equilibrarse. A veces logramos la curación, otras la mejoría y en ocasiones acompañamos el proceso irreversible ayudando a una mejor calidad de vida.
Por eso me sentí identificada con el concepto de salud que se definió en el Congreso de médicos y biólogos catalanes en Perpinya, en 1976, cuando hablan que “salud es una forma de vivir autónoma, solidaria y alegre”.
*Una manera de vivir es autónoma cuando con o sin enfermedad, la persona tiene el mínimo de limitaciones.
* El valor solidaridad es la actitud altruista, el brindarse al medio para el bien común.
*Una forma de vivir alegre corresponde a una actitud positiva frente al devenir de la realidad, sea ésta adversa o beneficiosa.
De acá se desprende que, como dije más arriba, no siempre logramos la ausencia de enfermedad física, puesto que sabemos que hay casos donde es imposible. Sin embargo, el médico debe contar con un tratamiento natural, que no produzca daño y que acerque al individuo al mayor bienestar posible, aún cuando las circunstancias externas no sean propicias. Por eso recibimos en nuestros consultorios muchos pacientes que llegan desalentados y como último recurso para aliviar sus padecimientos, cansados de ingerir medicamentos con efectos adversos indeseables, generadores de dependencia y patologías agregadas a las ya existentes.
Quienes ejercemos la Homeopatía Unicista y quienes hemos comprobado sus resultados en nosotros mismos y en nuestros pacientes, sabemos que ese ideal de salud es posible.
La inteligencia emocional
Hay estudios muy serios que hablan de la relación entre depresión económica y depresión anímica.
El desempleo, el trabajo precario, la falta de referentes políticos, la corrupción, la deuda externa, la emigración, la inseguridad y tantos otros factores, son generadores de la depresión anímica de toda una nación. Los argentinos estamos tristes, desanimados, apáticos, melancólicos. Ya no nos entusiasma divertirnos como antes, porque en forma directa o indirecta, la situación del país nos afecta en mayor o en menor medida. Nadie puede desentenderse de esta crisis. Y por supuesto que este malestar generalizado, redunda en la salud.
Muchos de Uds. habrán oído hablar de la "inteligencia emocional". A grandes rasgos podemos decir que es aquella "inteligencia" que nos proporciona la capacidad y la habilidad para regular las emociones negativas, las que impiden nuestro desarrollo personal y social y llegan a enfermarnos física y mentalmente.
¿Cómo lograr ponerla en marcha? Por supuesto que no es fácil en un país como el nuestro, lleno de incertidumbres y donde los cimientos básicos de una sociedad (justicia, educación, salud), están en decadencia. La sensación de desprotección y es más, de agresión, en la cual vivimos cotidianamente, es uno de los factores que genera el franco aumento de los ataques de pánico, de la tristeza, la apatía, las fobias, la inquietud, la angustia, el insomnio, la disfunción sexual, los disturbios gastrointestinales, los tumores y todo el espectro de la patología.
Se dice que el éxito depende un 23% de la inteligencia y un 77% de nuestras aptitudes emocionales. Por eso en la actualidad, a nivel empresarial, se da mucha importancia a este último aspecto. Por ejemplo, se implementan talleres de entrenamiento sobre manejo de la adversidad y el fracaso, desarrollo del optimismo, de la autoconfianza y la autoestima, manejo de la angustia y el miedo, entre otros. Es decir que, mediante el equilibrio emocional, se sabe que se logra el bienestar psico-físico, que es lo que se denomina salud.
Y de esto ya hablaba el Dr. Hahnemann, descubridor de la Homeopatía Unicista, hace más de 200 años. Por eso hizo denodados esfuerzos por descubrir un método de tratamiento médico que no suprimiera los síntomas corporales, sino que apuntara a curar de adentro hacia afuera, de lo mental a lo físico, puesto que estaba convencido que allí se generaban las enfermedades.
Así es como hoy, en un mundo tecnológico, frío y abandónico, la Homeopatía ofrece individualización del paciente basándose en su historia personal, calidez humana y acompañamiento en el proceso de curación, para posibilitar este salto cuántico anímico espiritual desde el interior de cada uno de nosotros.
Y para finalizar, me permito citar a nuestro maestro, cuando escribió: "En el estado de salud del hombre, la energía vital inmaterial (soberana), la "dinamis" que anima el cuerpo material (organismo), reina de un modo absoluto y mantiene todas las partes del organismo en una admirable y armoniosa actividad vital, tanto en sus sensaciones como en sus funciones, de tal manera que el espíritu dotado de razón que habita ese organismo, pueda disponer libremente de ese instrumento vivo y sano para alcanzar los más altos fines de su existencia".
Dra. Silvia C. Mercado
Homeópata Unicista M.N.: 57.363
Matrícula del Colegio de Médicos Homeópatas M.C.M.H.: AM-027