Lo primero que nos tienen que enseñar
cuando comienzo la práctica del Yoga es la respiración
profunda, “sin este Pranayama (ejercicio de respiración),
no es Yoga”.
Este Pranayama es el que vamos a usar durante las Asanas
(posturas) y es siempre inhalando e exhalando por nariz.
Nunca nadie nos enseño a respirar, solo lo realizamos
en forma natural y mayormente lo hacemos muy mal.
Casi siempre usamos solo la ¾ parte del pulmón,
con la respiración profunda aprendemos a usar un
100% de nuestros pulmones.
Cuando respiramos en forma normal cargamos los pulmones
de arriba hacia abajo, con la respiración profunda
es lo contrario, cargamos de abajo hacia arriba usando los
pulmones en su totalidad.
Es importante que el profesor este chequeando uno por uno
como están trabajando los pulmones.
Entonces inhalo sintiendo un pequeño sonido (como
si fuera el ronquido) por detrás de garganta (canal
de la faringe) y exhalo de la misma manera, con la práctica
ese sonido va desapareciendo lentamente y se puede sentir
el trabajo de los pulmones, apoyando las manos en los costados
a loa altura de costillas, que la respiración es
intercostal, el abdomen se mueve en forma natural muy levemente.
Es muy importante comenzar con pocas, ya que estamos llevando
oxigeno al cerebro y por hiperventilación podemos
marearnos o desmayarnos, en un principio hacemos 4 o 5 por
día y cada cuatro días voy aumentando 1 o
2 más, se pueden llegar a hacer hasta 60 por día
de una sola vez o divididas. Se pueden realizar al levantarnos
o al acostarnos, en este último caso ayuda mucha
a mejorar los problemas de insomnio, también pueden
hacerse durante el día cuando tenemos síntomas
de estrés.